La historiadora Cecilia Méndez reflexiona sobre la situación política en que se cuestiona a la presidenta del CongresoMaricarmen Alva, por reunirse con opositores en un hotel para hablar de vacancia presidencial, pero también al Gobierno.

¿Qué opina de la reunión de Alva y congresistas sobre la vacancia presidencial?

Hay dificultad de Alva de diferenciar lo privado de lo público, algo que se achaca al presidente. La presidenta de un poder del Estado debe cumplir un rol más independiente de una facción política, no complotar ni estar de un lado. En un lugar privado, hablaban de asuntos públicos. Si buscaban cómo sacar al presidente, es grave. Y su dificultad de entender límites de la soberanía nacional. Ya la demostró en España, donde hizo lo mismo. Tiene antecedentes de querer apoyarse en poderes extranjeros. Demuestra incapacidad para dirigir un poder del Estado porque lo usa para fines privados y de poder.

Usted ha reflexionado sobre los cambios a la medida que se hacen a la Constitución.

Lo ha estado haciendo de modo sistemático el fujimorismo en el Parlamento con Patricia Juárez. Desfiguran la Constitución. Es un proceso de desconstitucionalización. La Constitución es el ente normativo básico de un Estado. Si se cambia casi semana a semana por coyuntura, dejan al país sin Constitución, sin referente normativo. Lo hacen porque pueden, pero es inaudito.

Y es la Constitución que dicen defender. ¿Qué alegar?

En nuestra historia, se han ido abriendo mecanismos de participación de la ciudadanía. Los elegidos como representantes han buscado cerrarlos. Los ciudadanos no votan por representantes para que ellos hagan lo que les dé la gana, sino para que los representen. ¿Qué intereses están representando?

¿Cómo queda la fundación alemana que hizo el evento?

Por los antecedentes de Alva, hay peligro de que una fundación extranjera pueda interferir en dar consejos en lugares privados para decidir asuntos públicos. Si es abierto y legal, podría ser en el Congreso y abierto a todos los legisladores.

¿Ellos alegan defender la democracia y enfrentar un plan comunista en el Perú?

Son ideas que no se sostienen. Castillo ha dado muestras de no ir en esa dirección. ¿Quién es ministro de Economía? No tiene relación con la realidad ese argumento. Aun los de Perú Libre lo que hacen es copamiento de puestos, no un plan comunista. La amenaza es desconstitucionalizar el Perú. Hasta los caudillos del siglo XIX trataban de respetar la Constitución o aparentaban.

¿Qué nos dice esa acción?

Estamos en un momento histórico en que los militares ya no están dispuestos a intervenir en la política institucionalmente como lo hacían antes con golpes de Estado y para ejercer la arbitrariedad que posibilitaban los golpes, ahora usan mecanismos seudolegales. En el Parlamento, esas maquinaciones que antes se hacían con alianzas civiles-militares se hacen ahora con abogados que quieren darle apariencia legal a decisiones arbitrarias que violan principios de democracia como la división de poderes. Eso es lo más parecido a un golpe de Estado.

¿Qué debe hacer Castillo?

Movilizar todos los canales institucionales para que se investigue el caso. Castillo ha ido más por las cuotas, pero debe apoyarse más en asesores jurídicos y apelar a la ciudadanía.

¿Cuál sería la dimensión histórica de Castillo, considerando su extracción social?

Que haya llegado al poder es una expresión de que algo de la democracia peruana funcionaba porque todos los presidentes vienen de élites o se han incorporado antes a una. Castillo no tenía vínculos con élites, pero sigue el clientelismo. Es el modelo Acuña sin el éxito empresarial. Pero Castillo logró legitimidad en las demandas de maestros contrarios a la reforma. Vale ver qué se hace mal en las reformas, pero ha desperdiciado esa legitimidad.

Unos dicen que un presidente de sector popular enfrenta a élites. ¿Cuán cierto es?

Hablan de enfrentar el comunismo, pero son los mismos que enfrentaron a Kuczynski, el fujimorismo. Y al otro lado decir de sectores populares es engañoso, hay redes clientelares regionales que también desangran sectores populares. La política se ha vuelto un negocio más que da poder y dinero.

La mayoría dice que, si cae Castillo, que también se vaya el Congreso. ¿Qué revela esto?

Una madurez de la ciudadanía. No creo que avale que el Congreso saque a Castillo y se quede. Dan esperanza las movilizaciones recientes. La ciudadanía no se deja pisar el poncho. Lo hemos demostrado en casos como el de Merino.

Por: David Pereda

 

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