Edificios en Costa Verde podrían caer con próximo gran sismo en Lima
Las edificaciones levantadas al filo del acantilado entre los distritos de Magdalena del Mar y San Miguel enfrentan una amenaza creciente de colapso ante un sismo de gran magnitud.
El Instituto Geofísico del Perú (IGP) advirtió que la capital podría experimentar un terremoto de hasta 8.8 grados en cualquier momento, rompiendo con el silencio sísmico que persiste desde hace casi tres siglos.
El reciente movimiento telúrico de magnitud 6.1 que sacudió Lima el domingo dejó una alerta clara.
Un sobrevuelo con dron de la Agencia Andina reveló imágenes inquietantes: viviendas literalmente colgando del borde, sostenidas apenas por terrenos visiblemente carcomidos por la erosión marina.
Un edificio de diez pisos, ubicado entre los dos distritos costeros, quedó con su base severamente dañada. La estructura sobresale del talud como una amenaza latente que podría desplomarse con el próximo gran remezón.
José Macharé, miembro del Colegio de Ingenieros del Perú, explicó que “los acantilados de la Costa Verde son inestables por naturaleza geológica y procesos de erosión constantes”.
Según indicó, esta inestabilidad aumenta cuando se construyen edificaciones que añaden presión sobre el talud. “Esa presión adicional puede ser el detonante del colapso en un sismo fuerte”, puntualizó.
A pesar de que una ordenanza metropolitana prohíbe construir a menos de 100 metros del borde del acantilado, muchas edificaciones violan esta norma. “La falta de cumplimiento normativo incrementa la exposición al riesgo”, alertó Macharé.
Carlos Zavala, investigador principal del Cismid, cuestionó las medidas actuales para contener deslizamientos.
“La geomalla que se ha colocado sirve solo para deslizamientos menores. En un terremoto fuerte, esa barrera no basta. Se necesita estabilizar el talud con ingeniería especializada”, afirmó.
Frente a esta amenaza latente, los vecinos aún no reciben medidas preventivas claras. La situación deja en evidencia la necesidad de que las autoridades locales y nacionales intervengan con urgencia para evitar una tragedia que podría evitarse.
Por Martín Villacís