En Lima Metropolitana y el Callao, por lo menos seis de cada diez usuarios del transporte público (60%) emplean el servicio tradicional –micros, coasters, combis y otras unidades– para movilizarse, mientras que menos de una de cada diez personas (8,3%) viaja en el Metropolitano, sus alimentadores, los corredores complementarios y el metro de Lima. Una diferencia abismal.Además, por lo menos el 14% de limeños y chalacos utiliza taxis informales y colectivos –un sector que sigue ganando fuerza, en ocasiones amparado por algunas autoridades– para movilizarse, y el 17,8% viaja en taxis formales.

https://datawrapper.dwcdn.net/oy3Re/1/ Luis Quispe Candia, presidente de la ONG Luz Ámbar, explica que, si bien el transporte tradicional es legal, porque tiene licencias para circular, ofrece un servicio informal.

“Estas empresas no tienen tiempos de viajes ni frecuencias determinadas. Tampoco son seguras ni ofrecen comodidad a los usuarios. En otras palabras, es un servicio amparado por la ley, pero informal”, comenta.

Hasta ahora, la reforma del transporte y el sistema integrado que propone la Autoridad del Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) ha fallado y parte de la responsabilidad es de la propia autoridad. La integración de los servicios de transporte no ha sido una prioridad.

Además, la falta de fiscalización y de combate a la informalidad e ilegalidad complica aún más el trabajo de las empresas operadoras del servicio formal.Al respecto, Adrián Revilla, presidente de la asociación Cruzada Vial, menciona que las rutas de micros, coasters y combis son, en ocasiones, caóticas y en muchos casos compiten no solo entre ellas, sino con las rutas trazadas para el Metropolitano y los corredores complementarios.

Hay otro factor importante: las tarifas. Actualmente, el único servicio con subsidio del Estado es el metro de Lima, cuya tarifa asciende a S/1,50, lo mismo que pagan un limeño y un chalaco por un viaje en transporte tradicional.

En cambio, un viaje en el Metropolitano cuesta S/3,20 y S/3,50 si se utiliza también un bus alimentador. Sin embargo, aún no hay una tarifa integrada que permita a los usuarios pagar un solo ticket para movilizarse en todas las unidades del sistema formal, algo que sí ocurre en otras ciudades de la región.

“No hay forma de cubrir los costos [del transporte público ordenado] sin un subsidio del Estado. Y el otro tema fundamental es mejorar el tránsito: con un mejor diseño vial, semaforización, entre otros aspectos”, destaca Revilla.

En una reciente entrevista con El Comercio, el presidente de la ATU, José Aguilar, reconoció que “todos sabemos que la informalidad es mucho mayor [que el parque automotor formal] y que el sistema de transporte en Lima y el Callao “es un drama”.

Quispe Candia asevera que “el servicio de transporte público formal es deficiente y los taxis colectivos son una consecuencia de eso”. “Si estamos donde estamos es por falta de decisión y mano firme de los funcionarios, por falta de decisión política y por intereses creados”, sostiene.

En tanto, Revilla cuestiona que no haya continuidad en las políticas públicas sobre transporte en la ciudad. “Cuando una nueva autoridad llega al poder, cree que todo lo que se ha hecho es malo y que ellos van a hacerlo todo bien. Eso es terrible”, refiere.

Mientras la situación no varíe radicalmente, la mayoría de limeños y chalacos seguirá viajando en micros, coasters, combis y colectivos. Como hasta ahora.

Por: Gino Alva Olivera

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