La presidenta de la República, Dina Boluarte, reconoció que el gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, le prestó los relojes de lujo de la marca Rolex y, al no ser de su propiedad, no fueron declarados ante las autoridades.


Tras comparecer por más de cinco horas ante la Fiscalía de la Nación, la mandataria se dirigió al Perú y respondió algunas preguntas de la prensa, aceptando que “fue una equivocación” aceptar los relojes.
“Debo reconocer que fue una equivocación aceptar estos relojes en calidad de préstamo a Wilfredo Oscorima y como esos relojes no son de mi propiedad, no estaba obligada a declararlos”, indicó desde Palacio de Gobierno.


Dina Boluarte salió al frente, aunque de manera tardía, en medio de la investigación en su contra por parte del Ministerio Público por presunto enriquecimiento ilícito, no solo por el uso de relojes de alta gama, sino por una serie de alhajas.


La Fiscalía indaga si las joyas de alto valor de la mandataria coinciden con sus ingresos económicos, a fin de descartar si se trata de alguna coima.


En se sentido, la presidenta enfatizó que Wilfredo Oscorima es su “amigo”. “Con él tengo una amistad personal porque fue el primer gobernador que se paró firme en diciembre de 2022 (cuando asumió el cargo)”.


“Respecto a las joyas, todo lo que han dicho es falso. Que tenía un juego de collar de 60 mil dólares, es falso. (…) Dijero que tenía un anillo de oro, es falso (…) Ustedes se preguntarán por qué mi demora (de aclarar el tema) y aquí tengo al responsable (su abogado), que me dijo que primero responsamos ante la autoridad competente y luego ante el país”, indicó la jefa de Estado.


Tras ello, pidió a la prensa que “no sea tendenciosa”: “También pido que cesen las filtraciones en mi caso (seguidos por el Ministerio Público) y en todos los casos porque le pueden hacer daño a los ciudadanos”.
Por otro lado, calificó de “absurda” la intención de los congresistas de oposición de vacarla, recientemente a través de dos mociones, “con patrañas y cortinas de humo que no benefician a nadie”.


Por Geraldo Capillo

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