La violencia contra la mujer tiene consecuencias graves y, en muchos casos, irreversibles tanto para su vida como para la de los miembros de su familia. Un escenario particularmente alarmante se presenta cuando una mujer embarazada enfrenta humillaciones o incluso maltrato físico por parte de su pareja. ¿Cómo podría esto impactar en ella y en su bebé?

La neuropediatra Elizabeth Espíritu Rojas explicó a la agencia Andina que, durante la gestación, muchas mujeres enfrentan dificultades económicas, sociales y familiares que les generan tensión, ansiedad o sobrecarga emocional. Estas situaciones suelen estar relacionadas con responsabilidades familiares, laborales o contextos complejos, como la violencia.

Impacto en el bebé

Estudios recientes demuestran que la sobrecarga emocional, conocida como estrés psicológico materno, puede alterar el desarrollo neuronal del cerebro del feto, afectando su volumen y las conexiones neuronales.

Pero, ¿qué áreas del cerebro del feto pueden verse comprometidas si la madre sufre violencia familiar, abandono de su pareja, humillaciones, rechazo por los cambios físicos de su cuerpo o maltrato físico? Según la neuropediatra, las estructuras cerebrales relacionadas con el aprendizaje, las emociones y el intelecto son las más afectadas.

“El hipocampo, la amígdala y la corteza cerebral, responsables del aprendizaje, las emociones y las funciones cognitivas, respectivamente, varían en volumen debido al aumento en la producción de cortisol (la hormona del estrés)”, señaló.

Este aumento afecta la función de la placenta y altera el entorno uterino, lo que interfiere con la producción de nutrientes y reduce las conexiones neuronales entre el hipocampo, la amígdala y la corteza cerebral como consecuencia de la inflamación cerebral.

El recién nacido puede presentar problemas cognitivos y retraso en el lenguaje por la inflamación del hipocampo; dificultades conductuales y socioemocionales por alteraciones en la amígdala; y mayor susceptibilidad a trastornos neuropsiquiátricos, como hiperactividad o trastornos del espectro autista, si se compromete el cerebro prefrontal”, agregó.

Efectos en la madre

Espíritu Rojas destacó que, según los antecedentes perinatales de sus pacientes, el 30% de los niños y niñas que atiende son hijos de madres que, durante el embarazo, sufrieron abandono por parte de sus parejas, enfrentaron problemas en el control prenatal o carecieron de apoyo emocional.

Las madres acuden a nuestro servicio porque sus hijos o hijas presentan problemas de aprendizaje o retrasos en el desarrollo del lenguaje. Durante las entrevistas que realizamos, identificamos que muchas de ellas no se encontraban en un estado óptimo de salud mental durante el embarazo, y su situación se agravó cuando experimentaron desamparo después del parto o si el bebé nació con alguna discapacidad”.

Estas experiencias generan un alto nivel de estrés psicológico en la madre, lo que altera la circulación cerebral y afecta áreas clave como la corteza prefrontal y el sistema límbico, responsables de regular las emociones y las respuestas al estrés.

Asimismo, agravan problemas como la hipertensión gestacional, incrementando el riesgo de preeclampsia, una condición grave caracterizada por presión arterial elevada que puede poner en peligro la vida de la madre.

Por otro lado, el estrés psicológico materno también puede provocar parto prematuro o bajo peso al nacer, condiciones que afectan directamente la salud del recién nacido.

Salud mental materna

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que no se puede hablar de salud integral sin abordar la salud mental. Sin embargo, los servicios especializados en el Perú aún son insuficientes, lamentó Espíritu Rojas.

Durante el embarazo no se protege adecuadamente la salud mental de la madre. No se evita que enfrente situaciones que puedan afectar sus emociones, a pesar de que en esta etapa está especialmente vulnerable”, explicó.

Incluso, comentó, algunos padres no respetan su deseo de evitar relaciones sexuales o critican los cambios físicos asociados al embarazo, lo que incrementa su estrés. Si las familias no priorizan la salud mental de la gestante, se corre el riesgo de afectar el desarrollo del feto, insistió.

La salud mental materna es vital para tener niños sanos. Si en casa no hay conciencia de su importancia, la sociedad debe promover su cuidado a través del conocimiento”, añadió.

Recomendaciones 

La neuropediatra aconseja a las gestantes realizarse chequeos médicos regulares para identificar y tratar problemas físicos y emocionales desde el inicio del embarazo.

También recomienda que los familiares y amigos formen redes de apoyo para brindar soporte emocional a la gestante y la animen a participar en grupos de preparación para el parto o talleres donde pueda compartir experiencias con otras embarazadas.

Actividades como caminatas o natación ayudan a liberar tensiones, mejoran el estado de ánimo y garantizan un buen descanso. Además, es importante identificar situaciones o personas que generen estrés y buscar ayuda profesional para manejarlo adecuadamente”, concluyó.

Finalmente, recordó que, si bien un porcentaje importante de gestantes presenta estrés psicológico materno, existe un 15 % que sufre un trastorno de salud mental asociado al embarazo, como depresión, ansiedad o estrés. Estas condiciones requieren la intervención de un médico psiquiatra y, en algunos casos, medicación.

Por : Susana Mendoza

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