El investigador Luis Pásara responde sobre algunos temas, entre ellos la inminente llegada de la misión de la OEA al Perú y la reciente aprobación en la Subcomisión de Acusaciones constitucionales de la denuncia por traición a la patria contra Pedro Castillo. Y también reserva unas palabras para nuestro actual elenco político.
-La llegada de la misión de la OEA será en una semana. No soy tan optimista en que ayude de mucho. ¿Qué piensa?
-No, no va a ayudar mucho. Recurrir a la Carta Democrática Interamericana es una manera de ganar tiempo, que es lo único que le interesa a Castillo. Dado que no tiene un proyecto de gobierno, solo busca permanecer en el poder todo lo que se pueda y poner a sus compinches en determinados cargos para que sigan haciendo de las suyas. La derecha, que es muy miope, les llama terrorista. Son simples sinvergüenzas, nada más.
-Justo sobre miopia. Se aprobó en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales el informe que denuncia por traición a la patria a Castillo. No tiene sentido. Sin embargo, ¿no le da más respaldo a la narrativa del gobierno de que hay una oposición beligerante, extrema, irracional que pretende sacarlo del poder como sea?
-Esta denuncia le hace un gran favor a Castillo, porque los cancilleres y vicecancilleres que van a llegar van a decir, “¿traición a la patria porque dijo que le gustaría consultar la salida al mar de Bolivia? ¿Traición a la patria?”. Esa denuncia, lamentablemente, lo que revela es la miopía, la estrechez de la oposición política a Castillo, uno de sus grandes instrumentos para seguir en el poder.
-La OEA llegará y lo que creo que verá es a dos bandos en disputa, irreductibles en sus posiciones y con comportamientos, cada uno, antidemocráticos. ¿Ve interés en alguno de superar la situación?
-No hay interés en salir de la situación. Me pregunto si se debe a que pretenden que este país que anda enfangado en una discusión interminable va a algún sitio, si creen que de ahí puede salir algo, o más bien hay una especie -no de acuerdo- pero sí de entendimiento porque unos y otros se necesitan para mantenerse donde están, disfrutando del poder que tienen. Que en algunos casos es un poder minúsculo, pero les rinde. Si un ministro cobra por entregar una licitación a un postor, un congresista cobra por firmar un proyecto de ley que otorga un beneficio a un lobby, que puede ser el de mineros ilegales, el de los casinos, el de las universidades bamba u otro interés particular, legal o ilegal, ¿entonces cuál es el interés para superar esa situación en la que cada quién se gana alguito?.
-Por eso, ¿no es a estas alturas ingenuo insistir en la idea de las elecciones generales? ¿O quizás una opción más inteligente sea la salida de Castillo y la asunción de Dina Boluarte, como plantean otros analistas?
-Quizás no es ingenuo, pero si tiene poca utilidad.
-¿Las elecciones?
– Correcto. ¿Qué hace pensar que los que vengan sean mejores? ¿Acaso lo fueron estos congresistas respecto del Congreso anterior o del que disolvió Vizcarra? ¿Hasta dónde hay que retroceder en la historia reciente para encontrar algo mejor? ¿Acaso a un Congreso dominado por el APRA o, más bien, el de los fujimoristas? Es verdad que el elenco político actual es una combinación de ignorancia y desvergüenza, que no registra antecedentes.
-¿El actual Congreso le parece peor que cualquier otro?
-Yo creo que sí. Por lo mismo, la convocatoria a elecciones generales tendrían como resultado un Congreso muy parecido a este, si es que no peor. El problema no está en solo la escena política, sino en procesos de descomposición que el país vive hace mucho tiempo y no hemos querido ver ni admitir. Pero los electores no se engañan del todo. El 2021 habría una lista numerosísima de candidatos y los electores rechazaron abrumadoramente la oferta y Castillo y Keiko quedaron con porcentajes ínfimos.
-Ninguno hubiese pasado a la segunda vuelta el 2016.
-Así es. Ahora, no sé cómo lo haría Dina Boluarte en la presidencia, aunque lo que ha mostrado al lado de Castillo no da lugar a ningún entusiasmo. Y la forma en la que, ya elegida, siguió manejando el tema del club departamental, para lo que legalmente estaba impedida, no es un detalle menor, no sugiere que tenga muchos escrúpulos.
-Aunque también es una exageración pretender sacarla del cargo por ese tema.
-Es una exageración, pero el detalle la pinta. Lo que es verdad es que la derecha busca deshacerse de Castillo y de Boluarte, dejando en la presidencia al general en retiro Williams, sin que haya nuevas elecciones. Es un uso mañoso del artículo 115 de la Constitución, que busca apartar “temporalmente” a Castillo.
-Justo sobre eso. En estos días leo unas interpretaciones de la Constitución que son entre alambicadas y chidosas es decir, la estiran todo lo que pueden, y eso me hace pensar que la democracia peruana ha llegado por lo menos por el manual de instrucciones que tenemos en estos momentos, a un punto de desgaste irreversible. ¿Cómo lo percibe usted?
-Si lo que acabo de decir es lo que un sector político busca hacer, es decir, esta interpretación mañosa, eso quiere decir que la democracia peruana resultaría muy pervertida. Pero no es tan sorprendente. Es lo que ha hecho Bukele en El Salvador y eso no sería distinto. Interpretar las normas a conveniencia. Se podría decir, algo pretenciosamente, “pero eso es Centroamérica”. Sí, claro, en ese nivel estamos hace tiempo y el problema de fondo es que no nos hemos dado cuenta, ni hemos sabido admitirlo, que es el primer paso para remediarlo. ¿Ahora tal vez es irreversible? No lo sé y es difícil que alguien pueda saberlo. Lo que sí, soy pesimista. Y le voy a decir por qué. Esta escena política inmunda que tenemos corresponde a un proceso de putrefacción de la sociedad peruana que no es de ahora, que es constante, persistente.